SU
UBICACIÓN.-
Acorde con las evidencias
establecidas, geográficamente hablando, el sitio de Illescas es un cerro
ubicado en la zona de Bayovar, lado sur de la ciudad de Sechura, a 63
kilómetros de distancia, donde existen varias ruinas poblacionales localizadas
en distintos puntos alrededor de sus vertientes.
Los antiguos
pobladores de Illescas, utilizaron cavernas como viviendas. Se han encontrado
vajillas de piedra con utilidad doméstica. El complejo arqueológico de Illescas
es tan antiguo, que tiene y preserva el más añejo y remoto vestigio de la
humanidad que determina la existencia de una de las más antiguas de la costa
peruana.
Los estudios
arqueológicos que en nuestro medio han realizado expertos en la materia, nos
inducen con acierto para establecer que en el asentamiento humano más primitivo
de la ancestral región Piura, su gente vivió en cuevas, en lo que hoy se conoce
con el nombre de Illescas. Estamos hablando de la población más temprana que
existió en el tiempo prehistórico y en el espacio de nuestro Departamento.
ESTUDIOS ARQUEOLÓGICOS.-
Los Illescas, desde el punto de
vista cronológico, son coetáneos con los Chusís y se trata de una muy antigua
población, siendo de las primeras de la región. Fueron pescadores que
corresponden a la etapa pre cerámica. Al respecto se ha expuesto, que se trata
de:
“Una sorprendente y extensa ciudad
arqueológica, ubicada en la parte occidental de la península de Illescas, en la
vecindad de Punta Aguja y de Punta Nunura. Esta ciudad que muy bien puede haber
albergado a muchos miles de habitantes en los tiempos prehistóricos, se
encuentra perfectamente escondida del mar y de las trochas costeras por las
dunas arenosas, quebradas y cerros; y desde la parte septentrional, por grandes
cerros rocosos”.
Otra
característica de esta ciudad pre
cerámica, fue su “dedicación a la recolección de vegetales, que luego le sucede
la caza del lobo marino, la recolección de vegetales, hasta la captura de peces
como el tollo y el suco (coco), que con el devenir de los años descubre el
anzuelo y la red además de confeccionar pequeñas embarcaciones con las que se
aventura a ingresar mar adentro”.
Los estudios
realizados determinan que el poblador Illescas pasó a vivir frente al mar a lo
largo de la costa, porque la riqueza marina lo obligaba, pero también a esta
riqueza se le agregaba la explotación de la sal.
Avanzando en su
desarrollo social, utilizó en sus faenas cotidianas la piedra, específicamente
el granito y los huesos de mamíferos marinos, con los que construyó pequeñas
casas, pavimentos, terrazas, manteniéndose en permanente búsqueda de una mejor
forma de vivir. Así lo demuestra el hallazgo de los vestigios, producto de su
continua y gran actividad en el renglón de la recolección, como parte del
consumo de sus alimentos, de mariscos, conchales.
También hay
información que “en Avic se localizó restos de un templete de 0.70 m. de alto,
rectangular, construido sobre un plano de 7.50 m. por 8 m., con una rampa de 2
m. x 2 m. El material que se utilizó fue granito y data de 3230 años a. de
C.
A la vista de claras
exposiciones, se ha manifestado que “el estado de la investigación permite una
discusión algo más detallada de dos zonas: una costera entre Talara y la
Península de Illescas, para la cual Lanning (1963) estableció una secuencia a
base de cerámica de superficie. La otra es la zona del Alto Piura, más
precisamente entre Tambogrande y Morropón, básicamente a base de material
estudiado por nosotros.
Lanning pudo aislar
por seriación seis fases para el formativo: Negritos, Paita A-D y Sechura A. La
fase Negritos se basa sobre una colección de 13 tiestos de dos sitios, cuya
validez está puesta en duda por la poca representatividad, por un fechado C 14
y por su situación geomorfológica (Richardson 1972, 203). La fase Paita A
tampoco está bien representada con 21 tiestos, cinco de los cuales llevan
decoración (Lanning 1963, 156-7, 207-8, Tabla 21, figuras 1b, c, e; P1, 1d-g).
Se trata de cerámica roja delgada con desgrasante fino, la que es distintiva de
toda la tradición Paita; las formas consisten en ollas con cuello corte
revertido, la decoración es sencilla en franjas con incisiones en parte suave”
(1)
NOTA.-
(1)P.
Kaulicke y J. Gufroy (PUC) Pre Cerámico y formativo en el Departamento de Piura,
Pág. 5.
INFORMACIÓN
ARQUEOLÓGICA.-
A la vista de la
información arqueológica, es incuestionable que en la península de Bayovar,
está el territorio montañoso de Illescas, cubierto y erizado. Sus vertientes
son depositarias de acaudalados y copiosos tesoros de los primitivos habitantes
de la costa peruana.
Illescas, con su
actuación en la aurora de la cultura piurana, demuestra al mundo científico,
que su proceso cultural se pierde en la oscuridad del tiempo. Las exploraciones
realizadas por arqueólogos en las entrañas de su suelo, han permitido
importantes hallazgos.
Ha sido posible
descubrir cavernas que determinan haber sido habitadas por seres humanos,
quienes fueron capaces de grabar sobre piedras, ideografías con motivos mayas y
chinos. Muchas cavernas sirvieron de viviendas a los nativos piuranos y
depósitos de alimentos para usarlos en épocas de escasez. También se han
ubicado cementerios que han facilitado los descubrimientos de esta antigua
cultura piurana.
Los estudios
arqueológicos también permiten conocer y saber que fuera del radio urbano de la
antigua Illescas, se han encontrado en las laderas de los cerros, numerosas
tumbas casi a ras de suelo, así como utensilios diversos de hueso, de conchas,
de redes y de tejidos rudimentarios, pero no hay restos de cerámica.
SITIOS
ARQUEOLÓGICOS.-
Los estudios
arqueológicos realizados determinan que dentro del Macizo de Illescas, se han
descubierto sitios arqueológicos, que describen la zona con dos grades
sectores: La quebrada de Chorrillos y las Pampas de Reventazón. Al respecto se
acuña la apreciación que a la letra sigue:
“La ocupación más
temprana ha sido localizada en La Quebrada de Chorrillos. Hay material lítico
en superficie. La excavación ha permitido recuperar lascas, piedras ovaladas con
recortes o piedra pesa, fragmentos de mortero, ceniza, carbón y valvas de
Anadara grandis y Anadara tuberculosa. Tenemos dos fechados para material
orgánico de esta excavación 5020, más o menos 140 AC para material 0.25 de profundidad.
Estas valvas llamadas,
conchas negras, son típicas, de las zonas de manglares de Tumbes. Son señal
evidente de una ecología diferente a la actual de Illescas (Richardson, 1978).
En las pampas de
Reventazón ubicamos un cementerio y numerosos conchales asociados a fragmentos
de cerámica con decoración impresa. El cementerio Reventazón 3, está asociado a
cántaros grandes y ollas utilitarias” (1).
A continuación se
detallan cinco entierros que estaban en arena clara poco consolidada y
extremadamente no había ninguna indicación que este fuere cementerio. Así se
explica con el entierro Nº 5, que tiene un “grupo compacto de cuatro cántaros
grandes con decoración paleteada, 3 platos medianos que cubrían sendos
cántaros, un cono de arcilla blanca; el esqueleto estaba completamente destruido
en posible posición fetal horizontal, profundidad 1.00 metro.
NOTA.-
(1)Mercedes
Cárdenas Martín; Ponencia: El Macizo de Illescas de Sechura; año 1992.
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